domingo, 22 de agosto de 2010

Y yo, sigo aquí, esperando encontrar en el sonido del viento una explicación. Mientras mi mente viaja a kilometros de distancia en una vuelta divina, vos sos el arma suicida que nunca quise encontrar. Sos esa hoja de metal, en la que nunca se puede confiar, sos un arma de doble filo. Rozarte es un pecado mortal, que me puede abrir una herida que costaría curar, pero tengo los remedios necesarios para sanar. Tengo esa marca en mi piel que tardará en irse, me trae un gran dolor a mi ser. Quiero sanar y olvidarme de las heridas, quiero soñar con irme de acá.

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