domingo, 20 de junio de 2010

Cada vez que miro a cualquier lugar, me encuentro rodeada de gente. Caras familiares, que están desde hace mucho alrededor mío y me sonríen y me prometen felicidad. Una felicidad que nunca llegué a sentir el sabor en mis labios y disfrutarla mientras la bebo y la consumo. Esos rostros son más que personas, son parte de mí.

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