Un día uno termina abriendo los ojos y se da cuenta cuánto tiempo pasó desde que se sintió mal, que casi no quedan recuerdos, que el corazón está casi curado. Entonces, uno sale preparado a enfrentar otro día de nuestras vida. Se cambia y parte. Venimos pensando en nuestra mente, todas las cosas que hay que hacer, y repasa una y otra vez los asuntos pendientes para ese día y de repente, ocurre la peor de las desgracias. La sangre se te congela, la adrenalina corre a la velocidad de la luz por todo tu cuerpo, y el corazón parece a punto de salirse de tu pecho. LA vez de nuevo, otra vez en tu camino se cruzó.
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