
"Hay amores que regresan. Amores que nos atraen como imanes. En el trabajo, en el supermercado, en la soledad de un restaurante congestionado. Cuando un olor, una canción o un lugar nos oprimen el pecho hasta obligarnos cambiar de rumbo. Amores sin nombre. Que hemos olvidado, que nos han olvidado. Y no hay tristeza más grande saber que se perdieron con la lluvia del invierno. Pero los amores, los importantes, siempre regresan, se reencuentran. No existen los recuerdos pero la piel también tiene memoria. Sólo un roce, el más tenue. Quisiera borrarte para siempre. Nunca haberte conocido. Pero entonces, a dónde se van los poemas absurdos (inconclusos), las miradas por la mañana (mejores que el café), los secretos bajo la sábana (los más tristes), las peleas absurdas (pretextos de la pasión). Dónde cuelgo el vacío que llenaron tus brazos cansados, dónde poner a secar tu risa. No. Quizá, una oportunidad más. Porque lo que más odio de tí es lo que más me atrae, como aquel pantalón roto. Porque no puedo ver nada que no me guste de ti. En el proceso de olvidar es donde se aferra más tu recuerdo.
Borrar la memoria. Deshacernos de personas, de momentos. De recuerdos, todos. Los felices y amargos. Borrar a una persona para volverla a encontrar."
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