domingo, 28 de marzo de 2010

Dicen que cuando uno apreta muy fuerte una piedra y pide un deseo, ese deseo se cumple, yo digo qe es una necesidad qe se escapa, dejando entrar un deseo..

Creo qe cada vez qe cerramos los puños, lo hacemos sintiendo qe cerramos nuestro corazon, a qué?

A los malos sentimientos, al odio, a la bronca, a la venganza..
Así también creo qe cada vez que gritamos lo hacemos sintiendo qe nos liberamos, qe con esos gritos eliminamos las decepciones, las ideas, las negras luces del alma, que con la propia conciencia no podemos apagar.

Y así con cada sentimiento, siempre intentando eliminar al peor asesino qe hay dentro nuestro,todos somos capaces de matar, con el deseo, con la venganza, con la bronca, con las miradas recelosas, con los puños apretados, matamos sentimientos, y muchas veces a las mismas personas qe los provocan.

Es que, a la falta de libertad de agarrar un cuchillo, la propia mente hace el trabajo sucio, se mancha las manos para no dejar huellas, porque sino, cómo sobrevive el corazón?..

Y por cada una de esas personas asesinadas, por cada uno de esos sentimientos, terminamos sintiendo pena, lastima, extrañándolos, y volviendolos a meter en nuestras vidas, inconscientemente, sin saber, que tantas idas y vueltas lastiman nuestro corazón, sin darnos cuenta, cada vez que pretendemos borrar una persona, estamos sacándole un pedazo al corazón, porque este no es mas qe un conjunto de historias, de personas y de luchas.

El problema no son aquellas personas que quedan en el olvido, y no vuelven más, son las qe vuelven, a llevarse otro pedazo de nuestro corazón, son aqellas que, para volver a entrar, cambian la identificación, y de a poco, como hormigas viajeras, te van robando el corazon, dejándote sin fuerzas, sin alegrías y sin ganas de volver a intentarlo.

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